#Pública21 por la Fundación Contemporánea
- bbonduel
- 26 feb 2021
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 27 feb 2021

Los últimos tres días he asistido al Simposio #Pública21 organizado por la Fundación Contemporánea. Por primer año, el Simposio se desarrolló íntegramente en digital, permitiendo la participación transoceánica y el intercambio y enriquecimiento entre participantes que se conectaron desde múltiples esquinas del globo.
El formato elegido era un vídeo de youtube, grabado con anterioridad, donde se visualizaba la mesa redonda o debate y a posteriori un foro en directo vía la aplicación Zoom donde se podía hacer preguntas vía chat o voz a los ponentes. Un tema central ha sido la forzosa digitalización de contenidos culturales, y en ese sentido se desató cierto debate entre sus impulsores, como la interesante Conxa Rodà, experta en estrategia digital aplicada a Museos y los múltiples detractores que defendían la fisicidad de la experiencia cultural por encima de todo.
Los highlights del Simposio, para mi, fueron los formatos de "Un café con..." que permitían a los participantes conectar en grupos reducidos (de menos de diez personas) con agentes culturales de renombre/éxito.
Tuve la gran suerte de entrar en un Zoom reducido con Jesús Cimarro, empresario teatral y Director del Festival de Teatro Clásico de Mérida. Estaba yo en uno de mis días de "no timidez" y entre al ruedo comentando mis experiencias en Mérida (Filoctetes en 2018 y Prometeo en 2019; la última con un glorioso Lluís Homar como Prometeo). Jesús es, ante todo, un gran empresario, y la lección que encontré más interesante fue la de "Hacer algo con el conocimiento", es decir, no saber por saber, sino aplicar ese saber, ese conocimiento o know how como nos gusta llamarle en estos tiempos, a proyectos o acciones concretas.
Ayer jueves, mi Zoom reducido fue con Eugenio Ampudia, artista conceptual de gran fama y renombre. Un hombre inteligente y reflexivo, con temas favoritos (casi obsesiones) como muchos artistas, en su caso la intersección entre naturaleza y seres humanos. Nos relató con detalle la intervención que hizo en el Teatro del Liceo de Barcelona, sentando a dos mil doscientas noventa y dos plantas a escuchar Crisantemi, de Puccini.
Como Eugenio fue muy crítico de la gestión gubernamental de la pandemia, me animé a comentar sobre cómo a casi un año vista, revisando lo que nos contaban el marzo pasado, uno se siente de cierta forma "ridículo" al recordar esa especie de pensamiento mágico supersticioso que teníamos del virus pensando que si te sentabas en una butaca de teatro donde se hubiera sentado alguien infectado te ibas a contagiar.
Como conclusión, la pandemia nos ha cambiado a todos, para bien, para mal, pero nos ha cambiado, y estas nuevas versiones de nosotros mismos deben enfrentarse a un, también, mundo distinto, mundo que nunca enfocaremos bajo el mismo prisma.




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