Cantos y elegías para el covid

Los ojos de mis hijos por encima de sus mascarillas

Por encima del alambre de la mascarilla asoman sus ojos grandes

Ojos que encierran una ingenuidad que ha dejado de ser ingenua

Y pestañotas

Enmascaradas incesantemente esas bocas deliciosas que amo besar

Mantra materno:

No te rasques

No te toques el ojo

No te la bajes

Y que te cubra bien la nariz

Claro que el ratón Pérez se las ingenia cuando se caen dientes en confinamiento:

Una postal antigua, un bolso viejo, un bolígrafo con buena pinta, una calculadora, un pintauñas, clips, pinzas, bisutería de plástico o resina, cajitas, botecitos y una golosina un poquito chiclosa...

¿Qué sería de mis días sin su inyección de ingenuidad, sin la inyección de normalidad de sus ojos por encima de las mascarillas, esos ojos siempre curiosos y siempre interrogantes?

¿Cuánto queda para Reyes?

¿Y para las vacaciones?

¿Y para el sábado de meterme contigo en la cama toda la mañana?

Mantra materno:

¿Cuándo dejaréis de quererme así?

¿Llegará el día en que impidáis que os bese tanto?

Vamos esquivando al virus

Lo esquivamos mientras tomo una manita en cada una de mis manos y escuchamos Nuvole Bianche interpretada por Rousseau

Lo esquivo cuando os arranco las mascarillas y os beso fuerte, cuando escucho vuestros relatos, vuestros entusiasmos y vuestros agobios a solo dos centímetros de distancia

Dos niños para dos manos

Dos manos para dos niños

Así mi sino

También mi cruz

Así mi inmenso mi intenso corazón

Así mi generosidad, toda

Así el ingenio volcado

Así el amor

Inconcebibles las horas lejos

Inconcebible el futuro

¿Cómo seréis de mayores?

¿Cómo serán ellos adultos?

Irreversibles los errores

Sin perdón

Por encima del alambre de la mascarilla asoman sus ojos grandes

Ojos que encierran una ingenuidad que ha dejado de ser ingenua

Y pestañotas

Nos doy la gominola de melatonina con forma de estrella y despedimos otro día de pandemia.